PIETRELCINA

Pietrelcina, es un pueblo pequeño y agradable, a unos doce kilómetros de la ciudad de Benevento, en el sur de Italia. El pueblo esta situado a una altura de casi trescientos metros sobre el nivel del mar, sobre una planicie rodeada de colinas y riachuelos.

Es una tierra muy fértil, y los cultivos son mayormente trigo, tabaco, alcachofas y olivos. El sector más antiguo de Pietrelcina está localizado sobre el punto más alto de una pequeña colina, formada de piedra caliza, llamada: "La Morgia". En el corazón mismo del antiguo centro se encuentra el barrio "Castello". Allí creció el pequeño Francesco Forgione, el futuro Padre Pío.

En el 1909, por motivos de salud, el Padre Pío tuvo que abandonar el convento y vino a residir en Torretta, que quiere decir "pequeña torre", en la calle Vico Storto Valle. Vivió en aquella "torrecilla" que parecía unir el cielo y la tierra. Su cuarto era muy sencillo, apenas contaba con una cama, una mesa pequeña, y poco más. Desde allí se correspondía por carta con sus directores espirituales y desarrolló una íntima, profunda y hermosa relación con Dios. En ese cuarto tuvo varias apariciones de Nuestro Señor Jesús, la Virgen María, San José y San Francisco.

Pietrelcina será recordado siempre como aquél lugar que Dios escogió en el cual preparar al Padre Pío para su futura misión al mundo.

Preguntas y respuestas

San Giovanni Rotondo se encuentra situado en el centro de un gran valle a 20 Km de Monte Sant'Angelo y a 567 metros sobre el nivel del mar.

El centro habitado se desarrolla en el altiplano del Pianoro, a medio camino entre las cimas más altas del Gargano, el Monte Nero y el Monte Calvo. La ciudad conserva todavía la estructura de una antigua aldea de montaña, con edificios blancos techados con la característica teja de barro rojo.

HISTORIA

No existen verdaderas fuentes históricas acerca del origen de San Giovanni Rotondo. Según la tradición, sus fundadores fueron los Griegos seguidores de Diomedes. Los primeros asentamientos habitados se remontan al neolítico y en la edad del hierro el territorio fue frecuentado por grupos ilíricos, que se convertirían en los futuros Daunios.

Entre el siglo IV y III a. C. la aldea fue romanizada y al este del asentamiento se construyó un templo que estuvo dedicado primero a Apolo, luego a Vesta y, finalmente, a Jano, y que fue apodado "La Rotonda" por su forma circular. Tras las excavaciones se hallaron tumbas pertenecientes a aquella época. Posteriormente, los habitantes de la zona se convirtieron al Cristianismo; el templo fue demolido y en su lugar se construyó una iglesia dedicada a San Juan Bautista.

En época normando-suabia, el Emperador Federico II fortificó el pueblo rodeándolo de murallas y torres (nada menos que una quincena) convirtiéndolo en una inexpugnable ciudadela.La ciudad pasó a parecerse a un castillo. Los peregrinos procedentes del Tavoliere de la Pulla y que se dirigían al Monte Sant'Angelo para venerar la cueva en la que apareció el Arcángel San Miguel, recorrían la Via Sacra Langobardorum.

Después de una pausa en los santuarios de Santa Maria di Stignano y de San Matteo, en San Marco in Lamis, se detenían casi siempre en San Giovanni Rotondo.

En San Giovanni Rotondo también dejó su huella San Francisco de Asís, en 1222, de regreso de la Sacra Cueva de San Miguel. Se construyó un convento franciscano en la que es actualmente la Via Michele D'Apolito, esquina Via Pietro Giannone, pero sus restos desaparecieron después de 1700.

(Fuente: Sito ufficiale della Postulazione della Causa)