Misa Diaria y Lecturas
¿No puede asistir a la Santa Misa? EWTN le ofrece las lecturas del día para permitirle seguir la Misa diaria en su transmisión por televisión. Las lecturas también son ideales para hallar tiempo durante el día para la reflexión espiritual. Escuche, vea o lea desde la comodidad de su hogar. Esta página incluye las lecturas del día y videos en línea, un recurso para todo el que desee vivir la vida de fe que agrada a nuestro Señor.
Jueves 4 de julio de 2019
* Escoja la fecha en el calendario para ver las lecturas | Acceso al calendario para personas invidentes
El video para esta fecha no está disponible; si es una fecha reciente, favor de intentar más tarde. Ver el video más reciente
También puede ver la Santa Misa diaria desde Madrid, España,
cortesía de Magnificat.tv
SIGUE LA MISA DIARIA
¡Recibe el eBook de la Guía para la Misa Global Televisada por correo electrónico y celebra la belleza universal de la Misa!
Con textos en español y latín, la Guía para la Misa Global Televisada te guía a lo largo de la Misa diaria que ofrecemos en EWTN.
El Padre Joseph Mary Wolfe dice: «Hemos integrado este pequeño cuadernillo para ti, para ayudarte a unirte a la Iglesia Universal en todo el mundo a cantar las alabanzas del Señor mientras rezamos y cantamos juntos, unidos en el Sagrado Sacrificio de la Misa por EWTN».
Día de la Independencia de los Estados Unidos
Primera Opción
Segunda Opción
Primera Lectura
Isaías 58:6-11
6¿El ayuno que prefiero no es más bien
romper las cadenas de la iniquidad, soltar las ataduras del yugo, dejar libres a los oprimidos y quebrar todo yugo?
romper las cadenas de la iniquidad, soltar las ataduras del yugo, dejar libres a los oprimidos y quebrar todo yugo?
7¿No es compartir tu pan con el hambriento,
e invitar a tu casa a los pobres sin asilo? Al que veas desnudo, cúbrelo y no te escondas de quien es carne tuya.
e invitar a tu casa a los pobres sin asilo? Al que veas desnudo, cúbrelo y no te escondas de quien es carne tuya.
8Entonces tu luz despuntará como la aurora,
y tu curación aparecerá al instante, tu justicia te precederá y la gloria del Señor cerrará tu marcha.
y tu curación aparecerá al instante, tu justicia te precederá y la gloria del Señor cerrará tu marcha.
9Entonces clamarás, y el Señor te responderá,
pedirás socorro, y Él te dirá: «Aquí estoy». Si apartas de en medio de ti el yugo, el señalar con el dedo, y la maledicencia,
pedirás socorro, y Él te dirá: «Aquí estoy». Si apartas de en medio de ti el yugo, el señalar con el dedo, y la maledicencia,
10y ofreces tu propio sustento al hambriento,
y sacias el alma afligida, entonces tu luz despuntará en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía.
y sacias el alma afligida, entonces tu luz despuntará en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía.
11El Señor te guiará de continuo,
saciará tu alma en las regiones áridas, dará fuerza a tus huesos, y serás como huerto regado, como manantial cuyas aguas no se agotan.
saciará tu alma en las regiones áridas, dará fuerza a tus huesos, y serás como huerto regado, como manantial cuyas aguas no se agotan.
Salmo Responsorial
Salmo 107:2-9
2Que lo digan los redimidos del Señor,
los que ha redimido de la mano del adversario,
los que ha redimido de la mano del adversario,
3y ha congregado de los países
del Oriente y del Occidente, del Septentrión y del Mar.
del Oriente y del Occidente, del Septentrión y del Mar.
4Vagaron errantes por el desierto, por la estepa,
sin encontrar el camino de una ciudad donde habitar.
sin encontrar el camino de una ciudad donde habitar.
5Hambrientos y sedientos,
desfallecían sus almas.
desfallecían sus almas.
6En su angustia clamaron al Señor,
y los libró de sus tribulaciones.
y los libró de sus tribulaciones.
7Los condujo por camino recto,
hasta llegar a una ciudad donde habitar.
hasta llegar a una ciudad donde habitar.
8Den gracias al Señor por su misericordia,
por sus maravillas con los hijos de Adán.
por sus maravillas con los hijos de Adán.
9Porque sació al alma sedienta,
y a la hambrienta la llenó de bienes.
y a la hambrienta la llenó de bienes.
Evangelio
Mateo 25:31-46
31»Cuando venga el Hijo del Hombre en su gloria y acompañado de todos los ángeles, se sentará entonces en el trono de su gloria,
32y serán reunidas ante él todas las gentes; y separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
33y pondrá las ovejas a su derecha, los cabritos en cambio a su izquierda.
34Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: «Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo:
35porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; era peregrino y me acogisteis;
36estaba desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme».
37Entonces le responderán los justos: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber?;
38¿cuándo te vimos peregrino y te acogimos, o desnudo y te vestimos?,
39o ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y vinimos a verte?»
40Y el Rey, en respuesta, les dirá: «En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis».
41Entonces dirá a los que estén a la izquierda: «Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles:
42porque tuve hambre y no me disteis de comer; tuve sed y no me disteis de beber;
43era peregrino y no me acogisteis; estaba desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis».
44Entonces le replicarán también ellos: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, peregrino o desnudo, enfermo o en la cárcel y no te asistimos?»
45Entonces les responderá: «En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también dejasteis de hacerlo conmigo.
46Y éstos irán al suplicio eterno; los justos, en cambio, a la vida eterna».
Suggested readings: Ferial Readings
Primera Lectura
Génesis 22:1-19
1Después de estos sucesos, Dios puso a prueba a Abrahán. Y le llamó:
—¡Abrahán! Éste respondió: —Aquí estoy.
—¡Abrahán! Éste respondió: —Aquí estoy.
2Entonces le dijo:
—Toma a tu hijo, a tu único hijo, al que tú amas, a Isaac, y vete a la región de Moria. Allí lo ofrecerás en sacrificio, sobre un monte que yo te indicaré.
—Toma a tu hijo, a tu único hijo, al que tú amas, a Isaac, y vete a la región de Moria. Allí lo ofrecerás en sacrificio, sobre un monte que yo te indicaré.
3Muy de mañana Abrahán se levantó, aparejó su asno, se llevó consigo a dos siervos y a su hijo Isaac, cortó la leña del sacrificio, se puso en camino y se dirigió al lugar que le había dicho Dios.
4Al tercer día, Abrahán alzó la vista y divisó el lugar a lo lejos.
5Entonces dijo Abrahán a sus siervos:
—Quedaos aquí con el asno mientras el muchacho y yo vamos hasta allí para adorar a Dios; luego volveremos con vosotros.
—Quedaos aquí con el asno mientras el muchacho y yo vamos hasta allí para adorar a Dios; luego volveremos con vosotros.
6Tomó Abrahán la leña del sacrificio y se la cargó a su hijo Isaac, mientras él llevaba en la mano el fuego y el cuchillo; y se pusieron en marcha los dos juntos.
7Isaac dijo a su padre Abrahán:
—¡Padre! Él respondió: —Sí, hijo mío. Y el muchacho preguntó: —Aquí está el fuego y la leña, pero ¿dónde está el cordero para el sacrificio?
—¡Padre! Él respondió: —Sí, hijo mío. Y el muchacho preguntó: —Aquí está el fuego y la leña, pero ¿dónde está el cordero para el sacrificio?
8Respondió Abrahán:
—Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío. Caminando juntos
—Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío. Caminando juntos
9llegaron al lugar que Dios le había dicho; construyó allí Abrahán el altar y colocó la leña; luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar encima de la leña.
10Abrahán alargó la mano y empuñó el cuchillo para inmolar a su hijo.
11Pero entonces el ángel del Señor le llamó desde el cielo:
—¡Abrahán, Abrahán! Él contestó: —Aquí estoy.
—¡Abrahán, Abrahán! Él contestó: —Aquí estoy.
12Y Dios le dijo:
—No extiendas tu mano hacia el muchacho ni le hagas nada, pues ahora he comprobado que temes a Dios y no me has negado a tu hijo, a tu único hijo.
—No extiendas tu mano hacia el muchacho ni le hagas nada, pues ahora he comprobado que temes a Dios y no me has negado a tu hijo, a tu único hijo.
13Abrahán levantó la vista y vio detrás un carnero enredado en la maleza por los cuernos. Fue Abrahán, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en vez de su hijo.
14Abrahán llamó a aquel lugar «El Señor provee», tal como se dice hoy: «en la montaña del Señor provee».
15El ángel del Señor llamó por segunda vez a Abrahán desde el cielo
16y le dijo:
—Juro por mí mismo, oráculo del Señor, que por haber hecho una cosa así, y no haberme negado a tu hijo, a tu único hijo,
—Juro por mí mismo, oráculo del Señor, que por haber hecho una cosa así, y no haberme negado a tu hijo, a tu único hijo,
17te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena de las playas; y tu descendencia se adueñará de las ciudades de sus enemigos.
18En tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la tierra porque has obedecido mi voz.
19Abrahán volvió al lado de sus criados; emprendieron la marcha y fueron todos juntos a Berseba; y Abrahán residió en Berseba.
Salmo Responsorial
Salmo 115:1-6, 8-9
1No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu Nombre da la gloria, por tu misericordia, por tu fidelidad.
sino a tu Nombre da la gloria, por tu misericordia, por tu fidelidad.
2¿Por qué han de decir las naciones:
«Dónde está su Dios»?
«Dónde está su Dios»?
3Nuestro Dios está en los cielos.
Cuanto le agrada, lo hace.
Cuanto le agrada, lo hace.
4Los ídolos de las naciones son plata y oro,
hechura de manos humanas.
hechura de manos humanas.
5Tienen boca y no hablan,
tienen ojos y no ven;
tienen ojos y no ven;
6tienen oídos y no oyen,
tienen nariz y no huelen;
tienen nariz y no huelen;
8Sean como ellos quienes los hacen,
todos los que en ellos confían.
todos los que en ellos confían.
9Casa de Israel, confía en el Señor:
Él es su auxilio y su escudo.
Él es su auxilio y su escudo.
Evangelio
Mateo 9:1-8
1Subió a una barca, cruzó de nuevo el mar y llegó a su ciudad.
2Entonces, le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico:
—Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados.
—Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados.
3Entonces algunos escribas dijeron para sus adentros: «Éste blasfema».
4Conociendo Jesús sus pensamientos, dijo:
—¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?
—¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?
5¿Qué es más fácil, decir: «Tus pecados te son perdonados», o decir: «Levántate, y anda»?
6Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar los pecados —se dirigió entonces al paralítico—, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.
7Él se levantó y se fue a su casa.
8Al ver esto, la gente se atemorizó y glorificó a Dios por haber dado tal potestad a los hombres.
Compartir