¿Qué relación hay entre la Divina Misericordia y el aborto?
¿Qué relación hay entre la Divina Misericordia y el aborto?
El Señor le manifestó a Santa Faustina que Su ira se desataría contra una cierta ciudad, indicándole que rezara para evitarlo (Diario, 474). Su director espiritual, el Padre Michael Sopocko, ahora beato, da algunos detalles en Summarium, 251:
[Sor Faustina] escribió en su diario que el mismo Jesús dijo que estaba por destruir una de las ciudades más bellas de nuestro país como destruyó a Sodoma por los crímenes que se perpetraban allí. Cuando leí en el Diario sobre eso, le pregunté a ella qué significaba esa profecía. Ella me confirmó que lo que había escrito era así y cuando le consulté qué tipo de pecados era el que Dios iba a castigar de tal manera, ella respondió que era especialmente la matanza de infantes no nacidos aún, el más grave de los crímenes.
En otro pasaje, Jesús permite que Santa Faustina sufra en reparación por este pecado.
“Hoy deseaba ardientemente hacer la Hora Santa delante del Santísimo Sacramento. Sin embargo, la voluntad de Dios fue otra: a las ocho experimenté unos Dolores tan violentos que tuve que acostarme en seguida; he estado contorsionándome por estos Dolores durante tres horas, es decir hasta las once de la noche. Ninguna medicina me alivió; lo que tomaba lo vomitaba. Hubo momentos en que los dolores me dejaban sin conocimiento. Jesús me hizo saber que de esta manera he tomado parte en su agonía en el Huerto y que Él Mismo había permitido estos sufrimientos en reparación a Dios por las almas asesinadas en el seno de las malas madres. Estos dolores me han sucedido ya tres veces. Empiezan siempre a las ocho; duran hasta las once de la noche. Ninguna medicina logra atenuar estos sufrimientos. Cuando se acercan las once desaparecen solos y entonces me duermo.” (Diario, 1276)
Con toda razón, el Concilio Vatican II llamó al aborto “un crimen abominable” (Gaudium et spes 51), siendo un acto que vulnera la vida en sus comienzos, ofendiendo la majestad creadora de Dios, y que clama al Cielo por venganza (Gn 4,10-11). La Divina Misericordia es hoy todavía el remedio, tanto para el aborto como para los demás pecados de nuestra era. De lo contrario, el remedio será la Justicia Divina.