¿Por qué pedimos a los santos que intercedan por nosotros?
¿Por qué pedimos a los santos que intercedan por nosotros?
En la Constitución DogmáticaLumen gentium, en su párrafo 49, se afirma:
Por lo mismo que los bienaventurados están más íntimamente unidos a Cristo, consolidan más eficazmente a toda la Iglesia en la santidad, ennoblecen el culto que ella ofrece a Dios aquí en la tierra y contribuyen de múltiples maneras a su más dilatada edificación. Porque ellos, habiendo llegado a la patria y estando «en presencia del Señor», no cesan de interceder por El, con El y en El a favor nuestro ante el Padre, ofreciéndole los méritos que en la tierra consiguieron por el «Mediador único entre Dios y los hombres, Cristo Jesús», como fruto de haber servido al Señor en todas las cosas y de haber completado en su carne lo que falta a los padecimientos de Cristo en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia. Su fraterna solicitud contribuye, pues, mucho a remediar nuestra debilidad.
El Catecismo de la Iglesia Católica hace referencia al pasaje citado arriba así como a dos citas de santos sobre el tema (párrafo 956):
“No lloréis, os seré más útil después de mi muerte y os ayudaré más eficazmente que durante mi vida” – Santo Domingo, moribundo, a sus frailes.
“Pasaré mi cielo haciendo el bien sobre la tierra.” – Santa Teresa del Niño Jesús