¿Los católicos adoran a María?
¿Los católicos adoran a María?
No, solamente adoran al Dios Trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo. De hecho, sería pecado adorar a María. Los teólogos llaman latría a la adoración divina, la que se debe solo a Dios.
Sin embargo, la palabra adorar, en varios idiomas, puede prestarse a confusión. En Gran Bretaña, por ejemplo, para referirse a personajes importantes, se usa la palabra worship (adorar) con el significado de reverenciar u honrar a esa persona debido a la dignidad de su cargo. David honró a Saúl de esa forma, por ejemplo, porque Dios lo había hecho rey de Israel. Esa adoración es derivada, tiene origen en el Padre, como enseña San Pablo (Ef 3,14-15), análoga a la que el Decálogo manda tener hacia los padres (Dt 5,16).
Lamentablemente, hay idiomas en que no se registran palabras de la sutileza que aporta el latín, idioma que usa la Iglesia. El término teológico de la Iglesia es dulía, derivado de la palabra latina que se refiere a ceremonia. Es la reverencia y el respeto que se debe a todos los siervos fieles de Dios (Mt 24,21-23), a los ángeles y los santos que Dios mismo honra con coronas de gloria (Prov 16,31; 1 Tim 4,8; 1 Pe 5,4; Ap 4,4). Los honramos y nos unimos a ellos en la honra a Dios, fuente de toda santidad (Ap. 4,9-11).
Sin embargo, María no es una entre los demás santos. Ella es la Theotokos, la que dio a luz a Dios, la Madre de Dios (Lc 1,43; Concilio de Éfeso, “Contra Nestorio”). Ella es la verdadera Arca de la Alianza que llevó la Palabra misma, el Pan del Cielo, el Buen Pastor (Heb 9,3-5; Ap 11,19-12,1). El Arcángel la llamó la “llena de gracia” (Lc 1,28) e Isabel, movida por el Espíritu Santo, la llamó “bendita entre las mujeres” (Lc 1,42).
Por todas esas razones y más aún, la Iglesia rinde a María un honor superior al que se les da a santos y ángeles, llamado hiperdulía, o el mayor honor. Pero no es adoración, latría, que hacemos solamente al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.