Carta a los Obispos de América Latina

Autor: Juan Pablo II

 

CARTA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LOS OBISPOS DE AMÉRICA LATINA

Amados Hermanos en el Episcopado,

EL INTENSO TRABAJO de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, que me fue dado inaugurar personalmente y que con particular dilección e interés para con la Iglesia de ese Continente acompañé en les distintas etapas de su desarrollo, se condensa en estas páginas que habéis puesto en mis manos.

Conservo vivo el gratísimo recuerdo de mi encuentro con vosotros, unido en el mismo amor y solicitud por vuestros pueblos, en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe y luego en el seminario de Puebla.

Este Documento, fruto de asidua oración, de reflexión profunda y de intenso celo apostólico, ofrece – así os lo propusisteis – un denso conjunto de orientaciones pastorales y doctrinales, sobre cuestiones de suma importancia. Ha de servir, con sus válidos criterios, de luz y estímulo permanente para la evangelización en el presente y el futuro de América Latina.

Podéis sentiros satisfechos y optimistas de los resultados de esta Conferencia, preparada esmeradamente por el CELAM, con la participación corresponsable de todas les Conferencias Episcopales. La Iglesia de América Latina ha sido fortalecida en su vigorosa unidad, en su identidad propia, en la voluntad de responder a les necesidades y a los desafíos atentamente considerados a lo largo de vuestra asamblea. Representa, en verdad, un gran paso adelante en la misión esencial de la Iglesia, la de evangelizar.

Vuestras experiencias, pautas, preocupaciones y anhelos, en la fidelidad al Señor, a su Iglesia y a la Sede de Pedro, deben convertirse en vida para les comunidades a les que servís.

Para ello deberéis proponeros en todas vuestras Conferencias Episcopales e Iglesias Particulares planes con mesas concretas, en los niveles correspondientes y en armonía con el CELAM en el ámbito continental.

Dios quiera que en breve tiempo todas les comunidades eclesiales estén informadas y penetradas del espíritu de Puebla y de les directrices de esta histórica Conferencia.

El Señor Jesús, Evangelizador por excelencia y Evangelio El mismo, os bendiga con abundancia.

María Santísima, Madre de la Iglesia y Estrella de la evangelización, guíe vuestros pesos, en un renovado impulso evangelizador del Continente Latinoamericano.

Vaticano, 23 de marzo de 1979, en la conmemoración de Santo Toribio de Mogrovejo.

IOANNES PAULUS PP. II