Memoria
Juana Fernández de Solar vino al mundo en Santiago de Chile el 13 de julio de
1900. Desde su adolescencia se sintió atraída irresistiblemente por Cristo. El 7 de mayo
de 1919 ingresó en el monasterio de las Carmelitas Descalzas de "los Andes" con
el nombre de Teresa de Jesús. Entregó su alma a Dios el 12 de abril del año siguiente,
después de hacer su profesión religiosa. Fue beatificada por Juan Pablo II en Santiago
de Chile el 3 de abril de 1987 y canonizada en Roma, el 21 de marzo de 1993. Propuesta
como modelo a los jóvenes, es la primera flor de santidad de la nación chilena y del
Carmelo Teresiano de América Latina.
Oficio de Lectura
Segunda Lectura
De los escritos espirituales de Santa Teresa de Jesús (Diario y cartas, Los Andes,
1983, 373, 359, 376)
Sólo Jesús es hermoso
Sólo Jesús es hermoso. El sólo puede hacerme gozar. Lo llamo, lo lloro, lo busco dentro
de mi alma. Quiero que Jesús me triture interiormente para ser hostia pura donde El pueda
descansar. Quiero estar sedienta de amor para que otras almas posean ese amor. Que yo
muera a las criaturas y a mí misma para que El viva en mí.
¿Hay algo bueno, bello, verdadero que podamos concebir que en Jesús no esté?
Sabiduría, para la cual no hay nada secreto; poder, para el cual nada existe imposible;
justicia, que lo hace encarnarse para satisfacer por el pecado; providencia, que siempre
vela y sostiene; misericordia, que jamás deja de perdonar; bondad, que olvida las ofensas
de sus criaturas; amor, que reune todas las ternuras de una madre, del hermano, del esposo
y que haciendolo salir del abismo de su grandeza, lo liga estrechamente a sus criaturas;
belleza que extasía
¿Qué otra cosa imaginas que no esté en este Hombre-Dios?
Temes acaso que el abismo de la grandeza de Dios y el de tu nada jamás podrán unirse?
Existe en El el amor; y esta pasión lo hizo encarnarse para que viendo un Hombre-Dios, no
temieran acercarse a Él. Esta pasión hízolo convertirse en pan, para poder asimilar y
hacer desaparecer nuestra nada en su Ser infinito. Esta pasión le hizo dar su vida,
muriendo muerte de cruz.
¿Temes acercarte a El? Míralo rodeado por los niños. Los acaricia, los estrecha contra
su corazón. Míralo en medio de su rebaño fiel, cargando sobre sus hombros a la oveja
infiel. Míralo sobre la tumba de Lázaro. Y oye lo que dice a Magdalena: Mucho se le
ha perdonado porque ha amado mucho. ¿Qué descubres en estos rasgos del Evangelio,
sino un corazón bueno, dulce, tierno, compasivo, un corazón, en fin, de un Dios?
Él es mi riqueza infinita, mi beatitud, mi cielo.
Responsorio
R. Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo
Jesús, mi Señor; continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo. Habiendo sido yo mismo
alcanzado por Cristo Jesús.
V. Olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante,
corro hacia la meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba me llama. Habiendo
sido yo.
Oración
Dios misericordioso, alegría de los santos, que inflamaste el corazón juvenil de
Santa Teresa con el fuego del amor virginal a Cristo y a su Iglesia, y la hiciste testigo
gozoso de la caridad aun en medio de los sufrimientos; concédenos, por su intersesión,
que, movidos por el Espíritu Santo, también nosotros, revestidos con su dulzura,
proclamemos en el mundo, de palabra y de obra, el Evangelio de la caridad. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Juanita o Teresita
Juanita Fernández Solar y Teresa de los Andes son dos nombres de la misma
persona.
Nacida en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900, fue bautizada a los dos días con el
nombre de Juana. Sus padres Miguel y Lucía, y los demás familiares y amistades la
llamaban cariñosamente Juanita.
Desde que entró en el convento, siguiendo la costumbre tradicional, le cambiaron de
nombre, llamándola Teresa de Jesús. Finalmente para distinguirla de Santa Teresa de
Avila y de Santa Teresita de Lisieux, se la conoce ahora como Santa Teresa de los Andes.
¿Que ha hecho
para ser Santa?
Viendo que Teresita no hizo obras espectaculares ni alcanzó a
cumplir los 20 años, muchos se preguntan qué méritos tiene para llegar a los altares.
Los tales deben saber que la santidad - a la que todos los bautizados estamos llamados- se
alcanza tratando de cumplir siempre y en todo la voluntad de Dios en el puesto que a cada
uno le toca ocupar en la vida. No es, pues, lo importante el papel o misión que uno tiene
encomendado, sino el amor y la ilusión con que lo desempeña.
En el teatro no se aplaude al que hace de señor, de rey o de obispo, sino al que encarna
bien su personaje y lo representa con perfección, aunque haga de mendigo o de tonto. Y lo
mismo ocurre en el "gran teatro del mundo". Dios, dueño absoluto de todo, no
necesita de nuestras cosas. Busca solamente nuestro amor, porque -como nos hizo libres-
podemos negárselo, prefiriendo nuestros planes a los suyos. Y como podemos incluso
estropear nuestras buenas obras actuando egoístamente, no mira Dios su grandeza o
pequeñez, sino el amor con que las practicamos.
Doctrina es esta que se desprende de los capítulos 12 y 13 de la primera carta de San
Pablo a los Corintios. Y es muy consoladora y estimulante para una buena mayoría de
cristianos cuya existencia se consume en situaciones harto penosas y difíciles, para que
se animen a ser fieles al Señor en los oscuros deberes de su rutinario vivir. Porque, si
han sido auténticos, verán a la hora las cuentas que han hecho por Cristo más que
muchos que ocuparon puestos de responsabilidad en la Iglesia e hicieron obras llamativas,
aunque la historia les dedique muchas páginas; por aquello de que, aunque uno traslade
montañas o se deje quemar vivo, si actúa sin amor, o sea, interesadamente, buscandose a
sí mismo, de nada le sirve.
Ha sido, pues, muy oportuno que el Papa Juan Pablo II la canonizase, (21-3-1993), porque
-
una santa joven, enteramente normal y equilibrada, sencilla, alegre, deportista,
simpática y que amó y vivió plenamente la vida es un regalo de Dios para una sociedad
como la nuestra, con un porcentaje muy elevado de jóvenes;
-
porque, como enamorada de Cristo, nos contagiará a jóvenes y adultos de su amor,
que nos impulsará como a Cristo a obedecer incondicionalmente al Padre y a
vivir para los demás;
-
porque nos convencerá de que sólo a base de espíritu de superación y de
esfuerzo maduraremos y nos realizaremos como personas; y
-
porque, olvidándose de sí misma y sacrificándose por los demás, nos señala el
camino que conduce al equilibrio humano y a la verdadera felicidad.
Escribe Santa Teresita de los Andes
A mí desde chica me decían que era
la más bonita de mis hermanos
En 1906 fue cuando Jesús principió a tomar mi corazón para Sí. |
Primera Comunión
Queda dicho que Juanita nació en Santiago, el 13 de julio
de 1900.
Cuando tenía 7 años, ingresó al Colegio del Sagrado Corazón de Santiago. En él hizo
sus estudios como externa hasta los 15 años. Desde septiembre de 1915 hasta agosto de
1918, en el internado.
A los seis años acompaña ya habitualmente a su mamá y a una tía a la Santa Misa. Y
pronto comienza a pedirles con insistencia que la dejen hacer la Primera Comunión. Se lo
conceden para 1910. Y el 11 de septiembre, la recibe solemnemente después de haberse
preparado muy a conciencia. Desde muchos meses antes ha comenzado ha tomar muy en serio
sus obligaciones de bautizada, tratando de dominarse más, de dejar de ser rabiosa y
peleadora y de ser cada día más obediente y responsable.
Su preparación para acto tan trascendental la dejó impactada para siempre. Fue el punto
de partida para llegar a la amistad más íntima con Jesús. Fue la semilla que
fructificó en una vida plena de amor y de entrega a Dios y a la humanidad.
La Virgen me ayudó a limpiar mi
corazón de toda imperfección. Yo modifiqué mi carácter por completo. Tanto que mi
mamá estaba feliz de verme prepararme tan bien para mi Primera Comunión.
Jesús, desde ese primer abrazo, no me soltó y me tomó para Sí. Todos los días
comulgaba y hablaba con Jesús largo rato. Pero mi devoción especial era la Virgen. Le
contaba todo. Sentía su voz dentro de mí misma.
En 1913 tuve una fiebre espantosa. Nuestro Señor me llamaba para Sí. A los 14 años me
envío una apendicitis, lo que me hizo oír su voz querida, que me llamaba para hacerme su
esposa más tarde en el Carmelo.
Nos dijeron que entraríamos de internas. Yo creo que jamás me acostumbraré a vivir
lejos de mi familia: mi padre, mi madre, esos seres que quiero tanto. ¡Ah!, ¡Si supieran
cuánto sufro, se compadecerían! Sin embargo, me debo consolar.
La mirada de mi crucifijo me sostiene.
Todos los días hago mi meditación y veo cuán gran ayuda es para santificarse. Es el
espejo del alma. ¡Cuánto se conoce en ella a sí misma! |
Se exige un método
Epoca muy valiosa y decisiva para el futuro
humano y espiritual de Juanita es la que corre de 1915 a 1919. En ella planifica su vida
exigiéndose un método, en el que ocupan lugar preferente la oración, la misa diaria y
el sacrificio; el esfuerzo constante por superarse, por eliminar cuanto le impide
realizarse como persona y como cristiana.
Juanita, que gusta de repetir que si se es monja no hay que serlo a medias, no quiere ser
cristiana sólo de nombre. Y fiel a su compromiso con Cristo, cumple con tenacidad el
programa de vida que se ha trazado. De ahí su empeño en superarse en el cumplimiento
concienzudo del deber y la serena aceptación de las pruebas que le van llegando, que
fueron incontables en su vida. Porque sabía muy bien que en ello consiste el sacrificio
más agradable a Dios y la cruz más santificadora; pues, al no elegirla nosotros, la
llevamos solo por amor, sin peligro de buscar nuestra satisfacción.
Quiere ante todo ser fiel a su empeño de recogerse a solas con Jesús para intimar con
El. Por eso madruga buscando el silencio y la soledad. Y hace lo imposible por comulgar a
diario. Está "chiflada" por Jesús-Hostia. Tiene verdadera hambre de El. Ha
comprobado que le da ánimo; que lo necesita. Que Jesús es su vida y que sin Él
desfallece y muere.
Así trata de alcanzar la meta que se ha propuesto: vivir identificándose con Cristo,
para que cuando el Padre la contemple, reconozca en ella una copia de su Hijo.
¡Qué feliz soy! He sido cautivada en
las redes del Divino Pescador. Soy su prometida y muy luego celebraremos nuestros
desposorios en el Carmen.
El 8 de Diciembre me comprometí. Mi pensamiento no se ocupa sino de Él. Es mi ideal; es
un ideal infinito. (Año 1916).
¡Oh, soy feliz! Pues puedo decir con verdad, que el único amor de mi corazón ha sido
Él.
Jesús mío, he visto que sólo una cosa es necesaria: amarte y servirte con fidelidad;
Parecerme y asemejarme en todo a Ti. En eso consistirá toda mi ambición.
Jesús me pide que sea santa. Que haga con perfección mi deber. Que el deber es la cruz.
¿Encontrará el Padre la figura de Cristo en mí? ¡Cuánto me falta para parecerme a
Él!
Mi espejo ha de ser María. Puesto que yo soy su hija, debo parecerme a Ella y así me
pareceré a Jesús. |
Es tan rico dar
El trato familiar con Cristo -"el Hombre
para los demás"- le ha hecho comprender que el cristiano no puede ser
individualista. De ahí su constante empeño por matar su egoísmo para vivir abierta a
las necesidades de los demás, y desvivirse por remediarlas en cuanto puede.
Una de sus resoluciones es sacrificarse por los demás para hacerlos felices. Y trata de
llevarla a la práctica con naturalidad; sin que sospechen que le cuesta sacrificio
complacerles y dar gusto a todos.
No se contenta con gozar ella sola de la felicidad de servir a Dios. Lleva el alma
desgarrada porque sabe que hay muchísimos alejados de Él. Vive ofreciendo su vida y mil
sacrificios para que le conozcan y le amen. Y no descansa hasta entrar en el convento,
para convertirse en hostia que se inmole escondidamente toda la vida para que la humanidad
mejore.
No está hecha para gozar ella sola. Aun durante sus vacaciones -tiempo de paseos y sanas
distracciones vive disponible en actitud de servicio. Sus preferidos son los
pobres, sobre todo los niños. "Es tan rico dar",
dice. Y ella da y se da. Reparte sus ahorros para aliviarlos. Cose ropa para los
necesitados. En una ocasión rifó su reloj para obtener fondos con que comprar zapatos a
un niño a quien protege habitualmente. Visita las casas de los inquilinos, quienes le
confían sus problemas; y ella les ayuda en sus necesidades espirituales y materiales.
Reúne a los niños para enseñarles catecismo. Y cuando se da cuenta de que la
instrucción que reciben en la escuela es nula o deficiente, les da clase diariamente.
Excelente catequista, colabora con entusiasmo en las misiones con los sacerdotes. Las
empleadas de su casa reciben de ella en todo momento ayuda, estímulo, atenciones y
muestras de cariño y afecto.
Tengo pena. Me sangra el corazón. Mil
vidas, si yo pudiera, ofrecería por Él. Todos los sufrimientos, Dios mio, enviadme y
dadme gracias para soportarlos, con tal que él se convirtiera.
Junté treinta pesos para mi día. Voy a comprarle zapatos a Juanito y lo demás para
dárselo a los pobres. Es tan rico dar.
Nosotras hacíamos catecismo. Se juntaban más de cincuenta chiquillos. Y después de las
misiones hemos seguido haciéndoles clase todos los días, pues parece que poco o nada les
enseñan en la escuela fiscal.
María, eres la Madre del Universo. ¿Quién no se anima al verle tan tierna, tan
compasiva, a descubrir sus íntimos tormentos? Si es pecador, tus caricias lo enternecen.
Si es tu fiel devoto, tu presencia solamente enciende la llama viva del amor divino. |
Alegre y bromista
Juanita lleva una vida interior rica y
profunda. Trata con Jesús de corazón a corazón. Se ha entregado a Él sin reservas.
Pero su equilibrio sociológico le hace llevar una vida normal, como la de cualquier joven
de su tiempo.
Todo lo que sea distinguirse le repugna. Evita cuidadosamente merecer el título de beata.
Se gloría de que es feliz y lo pasa bien allí donde le toca vivir. De que no es como
otras chiquillas que en todas partes se "latean". Le gusta querer de verdad. Por
eso tiene tantas y tan buenas amigas. Y sus educadoras la admiran y aprecian sinceramente.
En todas partes la quieren.
Es alegre, comunicativa, bromista. Contagia a todos su sana alegría. Es maestra en el
manejo de la broma y de la ironía. En sus cartas abundan episodios divertidísimos de
ataques de risa. La sencillez, familiaridad y alegría de las carmelitas le encantó,
incluyendo poderosamente en su resolución de ingresar en el Carmelo.
En la intimidad de su familia es amable, dulce, cariñosa. La "joya de la casa",
como dirá su hermano Luis.
El viaje resultó divertidísimo.
Gozamos, pues embromamos desde que salimos. También nos acordamos de Uds., pero nada más
que para "pelarlas".
No hacemos otra cosa que embromar. Apróntate. En la mesa nosotras estamos las últimas
con Pepe. Era tanto lo que disparateábamos y nos reíamos, que a veces no podía comer.
Pero lo más trágico era que el Padre que rezaba después de la comida, en la mitad del
rezo, no podía continuarlo por la risa, pues lo contagiábamos.
Saqué como resolución vivir muy alegre exteriormente.
Donde me llevan soy feliz
.Vivir siempre muy alegres. Dios es alegría infinita. |
Le encanta el deporte
Todo lo que sea el deporte le fascina. Es estupenda equitadora. Desde
niñita, su abuelo le había enseñado a montar a caballo. Y no hay nada que le guste más
que cabalgar. Le divierten los largos paseos a caballo por cerros y quebradas. Se lanza
decidida por cualquier parte desafiando peligros. Envidia a los jóvenes que van por
verios días a la cordillera. También le encanta el tenis y manejar la
"cabrita". Pero descuella sobre todo como nadadora. Como es alta y bien
proporcionada, tiene excelentes cualidades para la natación. Bate el récord de rapidez y
resistencia entre sus familiares, resultando indiscutiblemente vencedora en cuantas
competencias organizan.
Se extasía a la vista de los paisajes pintorescos, que retrata después con precisión y
colorido en sus cartas. El mar y las bellezas de la naturaleza le hacen sentir sed de lo
infinito.
Estudia música y canto. Y las veces que asiste al teatro a alguna ópera, sabe apreciar
la voz y el desempeño de los actores.
He salido mucho a caballo y estoy
encantada con subir y bajar cerros. Aquí están admirados porque no me canso, y me dicen
que soy una verdadera amazona. No dejaría de ser una vergüenza si no lo fuera.
Nos ha bajado furor por el tenis. Estoy aprendiendo. Me encanta.
No hemos hecho ningún paseo grande, pues los chiquillos se van a la cordillera por seis
días. Te aseguro que los envidio con toda el alma.
Me siento llena de Dios. No hay separación entre nosotros. Donde yo vaya, El está
conmigo, dentro de mí. Vivo con Él. Y a pesar de estar en los paseos, ambos conversamos
sin que nadie nos sorprenda ni pueda interrumpirnos.
La voluntad de Dios es un alimento espiritual que fortifica el alma que se entrega a El
gustosa. |
Divina y Humana
Lo más sorprendente es
la naturaleza con que armoniza el trato con Dios con el de los hombres. Se abisma y queda
absorta en la contemplación de las perfecciones de Dios y de las finezas de su amor, sin
dejar de mostrarse después alegre, amable y comunicativa con sus semejantes.
Cada día siente necesidad más apremiante de orar. Y aún cuando las ocupaciones o la
atención de los demás le impiden recogerse a dialogar con Jesús, sabe y dice que toda
su vida es una oración continuada, una alabanza ininterrumpida a Dios; porque todo lo
hace por su amor y sin salirse un punto de su divina voluntad. En los lugares de
esparcimiento goza con la idea de que, allí donde tantos lo olvidan, al menos ella lo
adora y ama. ¡Que páginas tan deliciosas escribió sobre su intimidad con Dios!
Su oración es sencilla, sin complicaciones. Una íntima y familiar conversación con
Jesús. Se figura que está a sus pies escuchándolo. Y trata con Él sobre lo que hacer a
evitar para serle más agradable.
Verdaderamente pasma su equilibrio, la armoniosa síntesis que ha logrado integrando lo
divino y lo humano tan perfectamente. Sorprende verla tan normal, tan complaciente, alegre
y bromista incluso en los meses en que su cuerpo esta aquejado por fatigas y molestias, y
su espíritu viene sufriendo la purificación más angustiosa- dudas, sequedades, abandono
y agonía interior con que el amor acrisoló su alma los dos últimos años de su vida.
Ayer salí para siempre del colegio.
Desde ahora, papacito, quiero que Ud. cuente para todo conmigo. No tengo otro deseo que
darle gusto en todo, acompañarlo y consolarlo. Pienso correr con la casa, tratando de
hacerlo lo mejor posible.
Véngase luego, papacito, para pasar siquiera dos días con Ud., ya que nosotras lo
aprovechamos tan poco cuando Ud. viene por estar internas. |
Amor sin caricias
Juanita es profundamente afectiva. Llora a mares
cada vez que se despide de los suyos para ir al internado. Es de temperamento tan
afectuoso y regalón, que de jovencita se pregunta cómo las monjas pueden ser felices sin
recibir muestras externas de cariño, y cree imposible enamorarse de un Dios a quien no se
ve ni se puede acariciar. Pero se ha entregado al Amor. Y ha comprobado que Dios resarce
plenamente; que da muestras palpables aunque invisibles de su amor infinito.
Examina, pues, su corazón y se convence de que sus aspiraciones de amor son tales, que
ningún ser humano podrá colmarlas enteramente; porque será necesariamente limitado,
interesado, sujeto a flaquezas. Que únicamente Jesús es capaz no solo de perfeccionarla,
sino de divinizarla. Y que por lo tanto, sólo Él podrá enamorarla. Y opta por Él. Y
decididamente. Y escoge el convento de las Carmelitas de los Andes para realizar su ideal
de ser toda de Jesús. Esta convencida de que encontrará muchos obstáculos para lograr
su intento. Pero confía en que, con Jesús, atravesará el fuego, si es preciso, para
conseguirlo.
No es que Juanita no aprecie el matrimonio. Sabe que la vida del hogar es muy sacrificada
y fecunda. Que hacen falta cristianos que la vivan generosamente para colaborar en la
transformación del mundo. Pero ella no se siente llamada sino a fundirse con Jesús en el
amor, como prisionera voluntaria suya en una clausura.
No es una ilusa, sabe que el amor es exigente. Que si se va al Carmen, es para inmolarse
con Cristo por la humanidad. Que en su pieza tendrá una cruz de madera sin Cristo. Que es
esa la cruz donde ella debe morir a su egoísmo, a todo lo que le impida repetir:
"Yo no soy la que vivo, sino Jesus".
Pero el sufrimiento no le es desconocido. ¿Qué importa
sufrir cuando se ama?, dice. El amor es cielo. Y ella, perdidamente enamorada
de Cristo, cifra su ideal en sufrir, amar y orar por la Iglesia y por la humanidad
pecadora.
Los corazones de los hombres aman un
día y al otro son indiferentes. Solo Dios no cambia.
He visto que la felicidad en el mundo no existe. Siempre su trato me deja un vacío que lo
llena por completo nuestro Señor.
¡Qué impresión me produjo cuando vi mi conventito! Su pobreza habla muy bien a su
favor. Apenas lo vi me encantó y me sedujo. Sé que si voy al Carmen será para sufrir.
Mas el sufrimiento no me es desconocido. En él encuentro mi alegría, pues en la cruz se
encuentra Jesús, y Él es Amor. Y ¿qué importa sufrir cuando se ama?
No temas, hermanita querida. No existirá jamas separación entre nuestras almas. Yo
viviré en Él. Busca a Jesús y en Él me encontraras y allí los tres seguiremos los
coloquios íntimos que hemos de continuar allá en la eternidad (carta a su hermana
Rebeca)
Solo me restan 20 días. Y después el Calvario, el cielo
Ya estoy
subiendo su cima. El dolor de la separación es tan intenso, que no hay palabras para
expresarlo. Solo Dios me sostiene.
Jesús no quiere que exista nada entre El y yo. Manifestándose a mi alma la ha enamorado
en tal forma que sólo en Él puedo encontrar reposo. |
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