Creo,
Dios mío, que estáis presente en el Santísimo Sacramento del Altar;
os amo, os adoro y deseo recibiros; mas, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
venid por lo menos espiritualmente a mi corazón.
Como si hubieseis venido, yo me abrazo y uno a Vos: No permitáis que jamás me
separe de Vos.
Así sea.